miércoles, 15 de noviembre de 2017

UN DOCENTE ES ESPEJO DEL OTRO


LA TAREA DOCENTE ES UNA TAREA CON "OTROS"


     La enseñanza es una actividad humana, es una relación entre sujetos, en donde “el otro” cobra un sentido y le da significación a la tarea. Enseñamos a “otros”, a otras subjetividades que tienen recorridos y trayectos escolares, culturales y familiares diversos, que piensan, sienten, se preguntan y que además construyen su propia imagen de aprendiz y de estudiante.




Laura Peyrano, Directora General de las escuelas APPE

     El aprendizaje de los alumnos es lo que le da sentido a la tarea de enseñar. La enseñanza es una actividad que no tendría sentido si no existieran los “otros”, los destinatarios de la acción de enseñar. Por eso, la relación que existe entre enseñar y aprender es de dependencia ontológica (Fenstermacher, 2008). Uno depende del otro para existir.

     “La idea de dependencia ontológica ayuda a explicar por qué la mayoría de nosotros percibe una conexión tan estrecha entre enseñar y aprender. Si nadie aprendiera, sería difícil imaginar que pudiéramos disponer del concepto de enseñar. Porque si el aprendizaje no se produjera nunca, ¿qué sentido tendría enseñar? La conexión entre los dos conceptos está fuertemente imbricada en la trama de nuestro lenguaje. Tan fuertemente, de hecho, que es fácil confundir relaciones ontológicamente dependientes con relaciones causales. Debido a que el concepto de enseñanza depende de un concepto de aprendizaje, y debido a que con tanta frecuencia el aprendizaje se produce después de la enseñanza, podemos fácilmente tender a pensar que una cosa es causa de la otra”. (Fenstermacher, 2008)


     Si somos en función del otro, entonces es necesario plantearnos de qué manera abordaremos nuestras clases para que el otro se sienta realizado, acompañado, contenido, sostenido en el tiempo y el espacio. Philippe Meirieu nos dice: "hace falta interrogarse sobre la obsolescencia del modelo tradicional que constituye la clase..." y agrega: "...lo que necesitan los alumnos con grandes dificultades es el apoyo individual, tiempos de acompañamiento personal, tiempos que permiten a los enseñantes detectar y remediar esas dificultades..."

     Es vital salir de nuestra zona de comodidad para ofrecer oportunidades de aprendizaje significativo y relevante para nuestros alumnos. Como ocurre en esta escuela de la ciudad de Córdoba...




     Para aspirar a una escuela inclusiva es necesario incorporar nuevos esquemas de trabajo y de evaluación, trabajar por proyectos y de manera transdisciplinaria, fomentar el trabajo en equipo y entre pares para contrarrestar la soledad que producen las redes sociales, crear espacios de realización social y cultural al que aspiran los adolescentes y disfrutan, permitir el acceso a las nuevas tecnologías, observar las inteligencias múltiples que propone Howard Garner y generar espacios plurales de aprendizaje, reconocer que se aprende de diferentes formas y en diferentes espacios, amigarse con la idea de que la relación docente-alumno se retroalimenta y que los procesos interpersonales producen el cambio en el aula, fruto de la gran información a la que estamos expuestos y a la ubicuidad. 

     Ya no basta con transmitir contenidos y que los alumnos demuestren que los saben. No tiene sentido mostrarles el camino para luego asignarles una nota y darles un diploma. Hay que trabajar con el corazón, de manera afectuosa e interesada. Hay que dejar de enseñar cosas que los adolescentes no entienden y comenzar a hacer cosas con ellos para que aprendan. Hay que enseñar para la comprensión, para la libertad, para la autorrealización, para la igualdad de oportunidades. Hay que ofrecer una amplia gama de conocimientos que a su vez puedan resignificar y volver a aplicar al enfrentarse a nuevas y diferentes situaciones y experiencias. Hay que despertar la emoción en ellos, el deseo de aprender y las ganas de vivir. “Es pues a la personalidad humana que hay que considerar y no un método de educación: es la defensa del niño, el reconocimiento científico de su naturaleza, la proclamación de sus derechos lo que debe suplantar a los modos fragmentarios de concebir la educación.Preparar al niño para la vida en la vida misma.” (Ovide Decroly, 1907). En síntesis, preparar al adolescente para la vida en la vida misma.

  Habrá que hacer lo necesario para que la escuela los albergue a todos sin discriminación alguna y les de las mismas posibilidades de capacitación y realización. Tejer redes de conexiones para que las paredes en malas condiciones desarrollen en el adolescente el sentido de permanencia y de pertenencia. 



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